Texto de Carolina Olmedo
Hace como veinte años comencé en el juego de la escritura libre, como una forma de comunicación conmigo misma. Es un ejercicio cotidiano sin más pretensión que escribir lo que en ese momento se esta pensando, es una asociación libre en el estricto sentido freudiano, y como tal, una forma de acceder al inconsciente.
El pretexto y la herramienta la tomé de un libro que en ese momento estaba de moda: El camino del artista de Julia Cameron
¿En qué consiste? Es un juego simple, éstas son las instrucciones: toma un cuaderno, una pluma y escribe sin parar y sin pensar en lo que estás escribiendo, lo primero que pase por tu cabeza, no pares hasta escribir tres cuartillas completas, o escribe durante 30 minutos. Lo que ocurra primero. Si terminas las 3 cuartillas en 20 minutos o menos, da igual, para de inmediato, no importan los 10 minutos restantes. Pero si escribes durante durante 30 minutos y no logras terminar las 3 cuartillas, entonces el límite será el tiempo, para de escribir.
Con este ejercicio sucede algo casi mágico, aunque comiences a escribir sin temática, ni rumbo aparente, después de varios minutos las palabras fluirán libremente en un sentido impensado, poco a poco la asociación de ideas, recuerdos y emociones, comenzarán a salir de tu pluma y harán conexiones no elaboradas con anterioridad. Es una herramienta de trabajo emocional fascinante.
Después de un mes tu vida cambiará en términos de cotidianidad, te sentirás con una mayor capacidad de concentración, tu vida diaria será más ordenada y el cambio sustancial lo verás en tus emociones. ¿En qué sentido? Serán más claras. Eso no significa que tendrás resueltos tus grandes o pequeños conflictos emocionales. Significa que andarás contigo mismo de una forma más ligera.
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