La inteligencia emocional comprende capacidades básicas como la percepción y canalización de la propia emoción o la comprensión de los sentimientos de los demás. Tiene su propio dinamismo y actúa constantemente sobre nuestro comportamiento y personalidad. Estas capacidades básicas, que nos permiten tener confianza en nosotros mismos o saber disfrutar de la relación con otras personas, se van formando en los primeros años de vida. Por ello, el profundizar en los rasgos y en la construcción social de las emociones en los niños y en la importancia para su formación integral es fundamental para todos cuantos se ocupan de la educación infantil.
Para leer la ponencia completa presentada en el Congreso de Madrid Diciembre -98 por: Petra María Pérez Alonso Jeta, da click en el siguiente enlace:
Imagen: Pixabay (CC0 Public Domain)